Crónica Challenge Barcelona-Maresme 2013 (y IV)
Sobrevivir, mientras luchas por disfrutar...
A la maratón llegue bastante entero, con ganas de nuevo de cambiar de disciplina en una rápida transición y empezar a sondear hasta donde podríamos correr. Además en la bici había cogido algo de frío y no se me ocurría mejor forma de entrar en calor que corriendo.
Nada más salir de la carpa de transición allí estaban estos dos de nuevo, subidón de rigor y dirección meta. La maratón serán 4 vueltas en las que cada una tendrá cuatro sectores bien diferenciados: paso por meta, paseo marítimo, urbanizaciones y paso por boxes.

Me planteo intentar llegar corriendo sin parar hasta el 30, punto de inflexión en Roth, es un objetivo optimista, puesto que mi estado de forma no es el mismo, pero hay que intentarlo. Mientras tanto negociaré con mi cuerpo cada 7km, punto en el que tomaré un gel, aparte de lo que beba en los avituallamientos que hay cada 3km aproximadamente.

Por otro lado, tomaré tiempos cada 5km para ver como voy, los 5 primeros pasan rápido a 5min el km clavados, me sorprendo con el ritmo y me planteo mantenerlo. Me encuentro bien y el paseo está plagado de gente, a mi gente los veré al menos dos veces por vuelta y eso me llevará en volandas un buen rato como mínimo.

La segunda vuelta la completo bajo lo previsto, rondando ritmos algo más altos pero hasta el km 20 no comenzará la debacle, hasta aquí los 5km no pasaban nunca de 28min. Es llegando a la media maratón cuando me noto vacío, cambio los geles por una barrita e intento caminar rápido mientras como.

Tras el paso por meta pasé el peor momento, ya les había dicho a estos que iba tocado y fue verme volver a pasar y Uge no se lo pensó dos veces, se puso a correr a mi lado, creo que si lo hubieran dejado hubiese corrido los 42km tirando de mi, ¡gracias Trainer! En ese momento me comenta que como estoy, que si se hablaba ya desde dentro del compañero que habían sacado del agua, que como era el resto de vuelta, etc... Pero yo voy poco hablador, en ese momento solo me sale darle las gracias por estar ahí todo el día y pedirle que se las haga llegar a Roberto, me echo a llorar y creo que Uge entendió que era el momento de dar un buen empujón y dejarme sólo en la batalla... como diría el amigo Valentín: "¡Vale la pena llorar!".



Desde este punto los kilómetros pasan despacio, lucho por correr y andar lo menos posible, pero hay puntos en los que el cuerpo dice basta, basta por un ratito por que abandonar no era opción. En el final de la tercera vuelta y el comienzo de la cuarta en los avituallamientos ya todo está caliente y dulce de más, le pido a mi "asistencia" si me podrían comprar una Coca-Cola bien fresquita, sé que me sentará bien y seguro me arreglará un poco el desperfecto que acabo de liar en el último WC portátil por el que he pasado, fue beberla y retomar el ritmo de tractorcillo.
Los últimos 10km los pasé corriendo y andando junto a un italiano que curiosamente también venia de ser finisher en Roth, va roto y le queda una vuelta más que a mi pero a ambos nos sirvió para avanzar un poco en la batalla.
Llegando al 39 me hace ver que solo me quedan 3 y aunque no lo creáis, ese pequeño comentario me hizo quitarme de encima las dos horas que llevaba pasándolo mal y decidir que esto había que acabarlo dignamente, tocaba trotar lo que quedaba, no andar y repasar disfrutando todo lo vivido desde hace casi un año ya, esos 3km al fin y al cabo eran la recompensando a un camino tan luchado como disfrutado a la vez.

Al pasar por los avituallamientos voy dando las gracias uno a uno a los grupos de voluntarios, al cruzar la última vez por boxes los jueces me felicitan, creo que mi rostro les indica que no tengo que volver a pasar por ese punto.
Y al acercarme a la zona de meta, ¡puff! que os voy a decir, unos metros antes de pisar la larga alfombra rompo a llorar, imposible no acordarme de los que no ya no están, de mi familia que tanto me apoya y que con tan buena filosofía saben llevar esta locura que me apasiona, ¡gracias!
Pero al entrar en la zona de gradas sólo el pensar que estos dos cabrones están ahí gritando como locos y viviéndolo como uno más me saca mi mejor sonrisa, los localizo en la esquina de la recta final y enciendo la traca. Me cuadro, saludo militar ante los dos canallas, a Roberto le falta saltar pisando a los de delante para hacerme llegar la bandera, abrazo a ambos y corro hacia el arco de meta... saludo a ambos lados y por qué no, ese sitio es bueno... capote rojigualda, un poquito de toreo de salón, dedicatoria al respetable y para adentro.
Doblete conseguido, reto firmado, días de ensueño, aventura en familia, proeza personal, lagrimas de felicidad, sé que la tranquilidad a llegado a las redes, lloro de felicidad, no quiero que esto acabe. Gracias de corazón...
David Lirio. Finisher Challenge Barcelona-Maresme 2013.
A la maratón llegue bastante entero, con ganas de nuevo de cambiar de disciplina en una rápida transición y empezar a sondear hasta donde podríamos correr. Además en la bici había cogido algo de frío y no se me ocurría mejor forma de entrar en calor que corriendo.
Nada más salir de la carpa de transición allí estaban estos dos de nuevo, subidón de rigor y dirección meta. La maratón serán 4 vueltas en las que cada una tendrá cuatro sectores bien diferenciados: paso por meta, paseo marítimo, urbanizaciones y paso por boxes.
Me planteo intentar llegar corriendo sin parar hasta el 30, punto de inflexión en Roth, es un objetivo optimista, puesto que mi estado de forma no es el mismo, pero hay que intentarlo. Mientras tanto negociaré con mi cuerpo cada 7km, punto en el que tomaré un gel, aparte de lo que beba en los avituallamientos que hay cada 3km aproximadamente.
Por otro lado, tomaré tiempos cada 5km para ver como voy, los 5 primeros pasan rápido a 5min el km clavados, me sorprendo con el ritmo y me planteo mantenerlo. Me encuentro bien y el paseo está plagado de gente, a mi gente los veré al menos dos veces por vuelta y eso me llevará en volandas un buen rato como mínimo.
La segunda vuelta la completo bajo lo previsto, rondando ritmos algo más altos pero hasta el km 20 no comenzará la debacle, hasta aquí los 5km no pasaban nunca de 28min. Es llegando a la media maratón cuando me noto vacío, cambio los geles por una barrita e intento caminar rápido mientras como.
Tras el paso por meta pasé el peor momento, ya les había dicho a estos que iba tocado y fue verme volver a pasar y Uge no se lo pensó dos veces, se puso a correr a mi lado, creo que si lo hubieran dejado hubiese corrido los 42km tirando de mi, ¡gracias Trainer! En ese momento me comenta que como estoy, que si se hablaba ya desde dentro del compañero que habían sacado del agua, que como era el resto de vuelta, etc... Pero yo voy poco hablador, en ese momento solo me sale darle las gracias por estar ahí todo el día y pedirle que se las haga llegar a Roberto, me echo a llorar y creo que Uge entendió que era el momento de dar un buen empujón y dejarme sólo en la batalla... como diría el amigo Valentín: "¡Vale la pena llorar!".
Desde este punto los kilómetros pasan despacio, lucho por correr y andar lo menos posible, pero hay puntos en los que el cuerpo dice basta, basta por un ratito por que abandonar no era opción. En el final de la tercera vuelta y el comienzo de la cuarta en los avituallamientos ya todo está caliente y dulce de más, le pido a mi "asistencia" si me podrían comprar una Coca-Cola bien fresquita, sé que me sentará bien y seguro me arreglará un poco el desperfecto que acabo de liar en el último WC portátil por el que he pasado, fue beberla y retomar el ritmo de tractorcillo.
Los últimos 10km los pasé corriendo y andando junto a un italiano que curiosamente también venia de ser finisher en Roth, va roto y le queda una vuelta más que a mi pero a ambos nos sirvió para avanzar un poco en la batalla.
Llegando al 39 me hace ver que solo me quedan 3 y aunque no lo creáis, ese pequeño comentario me hizo quitarme de encima las dos horas que llevaba pasándolo mal y decidir que esto había que acabarlo dignamente, tocaba trotar lo que quedaba, no andar y repasar disfrutando todo lo vivido desde hace casi un año ya, esos 3km al fin y al cabo eran la recompensando a un camino tan luchado como disfrutado a la vez.
Al pasar por los avituallamientos voy dando las gracias uno a uno a los grupos de voluntarios, al cruzar la última vez por boxes los jueces me felicitan, creo que mi rostro les indica que no tengo que volver a pasar por ese punto.
Y al acercarme a la zona de meta, ¡puff! que os voy a decir, unos metros antes de pisar la larga alfombra rompo a llorar, imposible no acordarme de los que no ya no están, de mi familia que tanto me apoya y que con tan buena filosofía saben llevar esta locura que me apasiona, ¡gracias!
Pero al entrar en la zona de gradas sólo el pensar que estos dos cabrones están ahí gritando como locos y viviéndolo como uno más me saca mi mejor sonrisa, los localizo en la esquina de la recta final y enciendo la traca. Me cuadro, saludo militar ante los dos canallas, a Roberto le falta saltar pisando a los de delante para hacerme llegar la bandera, abrazo a ambos y corro hacia el arco de meta... saludo a ambos lados y por qué no, ese sitio es bueno... capote rojigualda, un poquito de toreo de salón, dedicatoria al respetable y para adentro.
Doblete conseguido, reto firmado, días de ensueño, aventura en familia, proeza personal, lagrimas de felicidad, sé que la tranquilidad a llegado a las redes, lloro de felicidad, no quiero que esto acabe. Gracias de corazón...
David Lirio. Finisher Challenge Barcelona-Maresme 2013.