Roberto Gilarte, fotógrafo deportivo
La fotografía tiene una cosa preciosa y es que detienes el tiempo cada vez que disparas, es por eso que siento una gran responsabilidad cada vez que cojo mi cámara. Puedo regalar a mi protagonista el mejor recuerdo del mundo o por el contrario puedo fallar y que ese momento quede en el olvido.
Soy Roberto Gilarte y no sabes lo que me cuesta decirlo aún, pero soy fotógrafo deportivo.
Todo comenzó hace 6-7 años en Barcelona durante un Ironman junto a un muy buen amigo, pero de esto te hablaré más tarde. Realmente todo comenzó mucho antes. Recuerdo que yo era un niño súper tímido pero muy observador, supongo que una cosa lleva a la otra, mantenerte en silencio, siempre un paso detrás de los demás, te da tiempo y perspectiva para poder ver cosas que los demás ni saben que ocurren.
Mantenerte en silencio, siempre un paso detrás de los demás, te da tiempo y perspectiva para poder ver cosas que los demás ni saben que ocurren.Devoraba las antiguas enciclopedias viendo todas las fotos, alucinaba con los documentales y aún recuerdo un libro de mariposas, era fascinante, tantos colores y esas figuras... no sabía qué era, pero me encantaba. Antes de tener mi primera cámara, recuerdo subir al peñón de Salobreña (Granada) a ver los atardeceres y luchaba por mantener en mi mente cada tono de esa mezcla de naranjas, azules, rojos y morados que se dibujaban entre el mar y el cielo. Te estoy hablando de cuando tenia 14-15 años, aún no pensaba en fotos, pero sin saberlo estaba capturado imágenes en mi cerebro.
Mi primera cámara llegó a los 16, una Kodak de aquellas de cartón, creo que fueron dos de esas las que gasté durante el viaje de estudios, cuando las revelé no había ninguna foto buena, pero todas siguen estando en una caja bien guardadas. Esas cámaras me acompañarían hasta los 18, ahí si que hice mi primera foto deportiva. Estaba realizando el curso de paracaidismo del Ejercito (no lo he dicho pero llevo 21 años como militar) y en mi primer salto , dije , o hago una foto o esto no se lo va a creer nadie, y me metí una cámara en la chaqueta y me hice un selfie que no enseñé a nadie, pero que vale oro para mi. Aquel mismo día 11-09-2001 el mundo dio un vuelco , te hablo de lo de las Torres Gemelas, mi decisión de ser fotógrafo vino años más tarde en Barcelona como ya te había adelantado.
Vayamos a ese día, Octubre de 2013, yo estaba trabajando en Zaragoza y recibí la invitación de David de acompañarlo al Barcelona Challenge Maresme, piso patera y un día entero detrás de él animando y ayudando, no podía decirle que no.
Le pedí prestada una réflex a un compañero y me fui para allá. No sabía cómo hacer las fotos, no tenía ni idea de que debía ni quería reflejar en ellas, pero un tutorial de YouTube y una buena dosis de vergüenza después, allí estaba disparando mi cámara. Una vez más te hablo de la vergüenza, esa gran mochila que cargo siempre, ese lastre que me empuja hacia abajo cada vez que quiero avanzar. Todo el mundo te dice que con vergüenza no se llega a ningún lado, pero los que somos tímidos hasta el punto de parecer bordes, sufrimos muchísimo por la vergüenza. Recuerdo en mi primeros trabajos como fotógrafo que hasta llegamos (los deportistas y yo) a tener una especie de juego, me ocultaba a lo largo del recorrido para fotografiar los momentos reales de esfuerzo y ellos intentaban averiguar desde donde estaba disparando. Era pura fachada, me moría de vergüenza por tener que interferir en su momento.
No sabía cómo hacer las fotos, pero un tutorial de YouTube y una buena dosis de vergüenza después, allí estaba disparando mi cámara.Vuelvo a Barcelona, por aquel entonces yo también hacia triatlón y el Ironman era un reto, estar allí era una pasada, David era y es un gran amigo y todo eran emociones a flor de piel. Disparé todo lo que pude, me diluvió, acabamos destrozados, abrazados y encantados . Y lo mejor de todo, tenemos unas imágenes que nos llevan a esos momentos de sufrimiento, de complicidad, de alegría y de amistad y es por ello que me enamoré de la fotografía deportiva. Todo deportista pone todo su cuerpo, su mente y su corazón en lo que hace en el momento de practicar su deporte y poder estar ahí para regalarles un recuerdo, es increíble.
Tengo que decirte que 8 años después sigo teniendo mucha vergüenza, sigo disparando desde lejos cuando no quiero interferir, pero intento mantener el mantra de "pide perdón antes que permiso" y "dispara con vergüenza pero dispara”.
No quiero aburrirte con más historias de señor mayor, si quieres conocer cómo vivo la fotografía a día de hoy, dímelo y preparo otra parrafada.
Aprovecho para darte las gracias, a ti, sí a ti, lector, deportista, modelo, madre de deportista, a todos los que os llega una foto o una palabra mía, gracias por dejarme participar en tu vida y por permitirme robarte ese momento, tu momento.
No quiero aburrirte con más historias de señor mayor, si quieres conocer cómo vivo la fotografía a día de hoy, dímelo y preparo otra parrafada.
Aprovecho para darte las gracias, a ti, sí a ti, lector, deportista, modelo, madre de deportista, a todos los que os llega una foto o una palabra mía, gracias por dejarme participar en tu vida y por permitirme robarte ese momento, tu momento.