Crónica La Indomable

 Tras un 2021, donde estando ya todo listo, la carrera tuvo que ser cancelada por la intensa tormenta que cubrió toda la comarca, la noche de antes y durante las primeras horas de salida de la marcha cicloturista, volvemos en 2022, de nuevo con el objetivo de disfrutar y conocer un poco más nuestra tierra y las maravillosas carreteras que nos rodean, pero también como piedra de toque apenas dos semanas antes de la Quebrantahuesos.

La logística fue fácil, viaje corto, area de autocaravanas en la entrada del pueblo y todo a mano para recoger dorsales, reponer fuerzas en forma de cena y pequeño paseo con helado a la vuelta. Igual de fácil fue acudir por la mañana a la salida, acceso directo y apenas 1.500m hasta el cajón de salida.

Allí que nos plantamos Manel, Josete y un servidor, estrenando equipaciones y con la idea de intentar completar los 196km en grupo y disfrutando de la experiencia. Para cualquiera que revise el perfil se podrá imaginar que el día sería largo y duro, pero había ganas, de desafío y de meter un buen entreno de cara a todo lo que viene.

La salida no pudo ser más controvertida, estábamos en varios cajones, no por tiempos si no por distancias y supuestamente los primeros 35 kms eran neutralizados, digo supuestamente por que incluso saliendo 1.200 ciclistas a la vez, si no neutralizas al ritmo del grupo y lo haces a ritmo de cabeza de carrera, apenas transcurridos dos kilómetros de carrera y en las primeras rectas fuera del casco urbano, lo que tendrás será un pelotón desperdigado, roto en mil grupos de menos de 10 unidades y gente desorientada por la falta de señalización, no necesaria si realmente se hubiera facilitado la seguridad y unión del grupo.

Haza del Lino, un puerto precioso, con partes que recuerdan al comienzo de la carretera de La Cabra y constante vistas con el mar de fondo.

Llegados a la Rábita, en un escaso grupo de 10-12 ciclistas, consultando el track en varios cruces y por un terrero bastante rodador, comienza el desvío hacia el primer puerto de la jornada, Haza del Lino, un puerto precioso, de no grandes desniveles, pero muy largo. Con partes que recuerdan al comienzo de la carretera de La Cabra y constante vistas con el mar de fondo. Un puerto que subimos a ritmo, sin sufrir, demasiado temprano para lo que espera y que fue recompensado con un primer avituallamiento completísimo, pena no poder decir lo mismo más adelante...

Tras la obligada parada, sobre todo por el tema líquido, ya hacia calor, pero por qué no decirlo, también para disfrutar de los productos de la zona ofrecidos y las bebidas frías con una técnica muy interesante de no intentar mantenerlas todas muy frías sino ofrecer vasos con hielo, lo que hace gastar mucho menos hielo y garantizar que lo que te echas en tu vaso, en pocos minutos estará muy muy frio, genial idea esta. Comenzamos la bajada hacía Órgiva, de nuevo terreno desconocido para un servidor y muy gratamente sorprendido, una bajada rápida y en algunos puntos algo técnica en cuanto a las curvas cerradas, con preciosos paisajes con los que desembocamos en el Puente de los Siete Ojos, pasarela de inicio de la segunda y más larga dificultad montañosa de la jornada. Y es que nos llevaría desde los 333m en el kilómetro 79 hasta los 1425m de Trevélez en el kilómetro 116 de marcha.

Este fue el inicio de un la lista de eventos sin sentido, primero de todos, apenas comenzar el puerto, habiendo llevado buen ritmo, pero con el desastre de los primeros kilómetros no-neutralizados, en el cruce de salida de Órgiva nos adelante un "amable" Guardia Civil motorizado indicándonos que quedamos fuera de carrera, literal, y que nos peguemos a la derecha, menos mal que su compañero, un minuto después, en coche y megáfono en mano, nos aclaró que "simplemente" estábamos fuera de la burbuja de seguridad y que seguiríamos con tráfico abierto los restantes 115km de prueba, que digo yo que para ese servicio de seguridad ya vengo yo otro fin de semana ha hacerla por mi cuenta y estamos en la mismas, ¿no?

Pasada la sorpresa no tardamos en encontrar la siguiente, y es que la organización pensó que en pleno Junio, en las horas de mas calor de un día cualquiera en la costa Granadina, era buena idea contar con un solo avituallamiento en toda la subida, recordad que eran 40kms de subida, y ademas interpretar que bastaría con llamar avituallamiento a una goma de agua llenando un bidón con grifo con un cartelito que rezaba: "Agua fría".

La subida a Trevélez, pueblo más alto de Andalucía, transcurre con varios tramos de falso llano e innumerables pasos por pequeñas poblaciones con los rasgos y la belleza típica de la Alpujarra Granadina.

La subida a Trevélez, pueblo más alto de Andalucía, transcurre con varios tramos de falso llano e innumerables pasos por pequeñas poblaciones con los rasgos y la belleza típica de la Alpujarra Granadina, que hacen del ascenso constante una carretera preciosa e ideal para los ciclistas amigos de las dificultades montañosas. Todo genial hasta llegar al avituallamiento y descubrir que escaseaban de casi todo, algo que aun no entiendo ya que no pasaba en el resto de puntos de refresco, pero quizá se explica por lo que he comentado antes, muchos kilómetros, calor y todo subida, antes de llegar a este punto de la carrera.

En estos momentos uno debe ser fuerte de cabeza y es que cuando todo parece apuntar a que ya "tan sólo" resta bajar a Berja, los datos de las carrera te hacen ver que aún te restan casi 1.000 metros de desnivel positivo que acumular en esa "bajada". Y sin duda alguna aquí comienza la carrera, un terreno desértico de participantes, animación o sombras, de constante subida baja, con desniveles importantes concentrados en apenas 2kms de carretera y con todo el cansancio de lo que va de día en las piernas.

Es un oasis para nuestros sentidos el avituallamiento de Yegen, su cortadora de jamón y sus montaditos de lomo y un purgatorio para nuestros pecados las pestosa carretera que rodea el pueblo para dejarte de nuevo en los primeros kilómetros de recorrido pero esta vez en sentido ascendente.

Cruzamos meta con algo más de 9h reales de pedaleo en le cuerpo y casi 10h desde que salimos esa misma mañana, contentos por lo conseguido, felices por completarlo los tres juntos pero con muchas dudas de si volveríamos a una marcha que claramente lo tiene todo para ser un referente a nivel nacional si es que su organización no se la caga antes por culpa de pequeños detalles que seguro son capaces de resolver en cuanto sean detectados.

Que el crecimiento descontrolado de algo que nació del amor de un club de amantes de la bicicleta en este pueblo de la Alpujarra Granadina no acabe con la proyección de algo con un potencial enorme.

¿Volveremos? Por ahora creo que no, y si lo hacemos, quizá la opción con menos kilómetros sea la excusa perfecta para otra estupenda escapada entre amigos. Mientras tanto nos quedará este enorme track para dibujar nuevas rutas cerca de casa:

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