Crónica IRONMAN Calella - Barcelona
Barcelona y en especial su población costera Calella siempre han sido y serán un punto importante en mi "carrera" como triatleta. En 2010 sus calles me vieron cruzar la línea de meta de mi primer triatlón en distancia IRONMAN, unos años después con el nacimiento de mi hijo en 2019 fueron lugar de una vuelta deseada, esta vez bajo los colores de la gran franquicia. Y en este 2024 no se nos ocurría mejor celebración que repetir competición y días familiares por el nacimiento de nuestra segunda hija.
Siempre he dicho que en España, Calella, durante los días de la prueba es el Disneyland de los triatletas, su localización, sus plazas hoteleras y una organización volcada con la prueba dan lugar a un combo muy difícil de superar tanto para atletas como familiares, muy posiblemente la mejor prueba de larga distancia a la que acudir con todas las comodidades posibles para triatletas y acompañantes, llegar en tu propio vehículo, aparcarlo el primer día y tener todo, absolutamente todo lo que puedas localizar en menos de 1km a la redonda, increíble.
En España, Calella, durante los días de la prueba es el Disneyland de los triatletas.
En esta ocasión la prueba lucía extras apetecibles por su 10º aniversario como parte de la familia IRONMAN, previamente fue territorio Challenge durante unas cuantas ediciones, aunque prácticamente bajo la misma dirección. Bolsa del corredor con algún detalle extra, grafismos, poster y medalla conmemorativa, música en directo, entrevistas y un retoque en los circuitos para hacerlos más atractivos aún, aunque con alguna pega que luego comentaremos.
El día amaneció con una temperatura, una calma en el mar y un ambiente inmejorable, como siempre salida muy temprana y rolling start, ocho atletas al agua cada 6 segundos, me sitúo en el cajón de 1h10', algo más ambicioso que me mi ritmo real, y vivimos sin duda el que fue el momento del día, la arenga motivacional a manos de Paul Kaye, speaker en IRONMAN Kona, más épica y emotiva que he vivido en años, para mi quedan mis pelos de punta y las lágrimas en los ojos de muchos de los que me rodeaban. Increíble, indescriptible, pagaría solo por volver a vivir ese momento, gracias señor Paul.
Vivimos sin duda el que fue el momento del día, la arenga motivacional a manos de Paul Kaye, speaker en IRONMAN Kona.
Para suerte del que os cuenta esta historia el agua pasó como un simple trámite, hace ya tiempo que encontré la forma de lidiar con esa maldita ansiedad al comenzar el sector y el resto fue como la seda, natación en grupo, boyas muy fáciles de visualizar, agua en calma y para mi suerte en poco más de 1h20' estaba fuera del agua. Qué tras el agua no tengas nada que contar es una primera victoria para un día en el que vas a necesitar muchas hasta llegar a la final. Aunque mi equipo se tomó las molestias de madrugar y estar allí a pie de playa, y nunca mejor dicho, para animarme en la entrada al agua, mis nervios, mi concentración y ese pequeño nudo en la garganta hasta que vuelves a pisar tierra, me impidieron verlos y oírlos en sus gritos de ánimo, sorry mami.
La bici siempre es ese sector al que uno está deseando llegar pero donde más variables se ponen en juego fuera de tu control. Bastante gente como siempre, algo difícil lidiar de forma legal con el drafting en los primeros kilómetros, tras un tramo de enlace dentro del pueblo, entramos en el circuito de casi 90km al que tendremos que dar dos vueltas. Definitivamente estos circuitos largos son atractivos por repetir tan solo dos veces los sitios de paso, pero a ser sincero la segunda vuelta se hace eterna. Intento partirlo en cuatro partes, dos idas y dos vueltas, y recordarme en mi cabeza todo lo que hemos soñado con estar en ese momento y disfrutarlo. Circuito muy muy rápido, es llano, pero además es que invita a correr. La pega par mi opinión, dos salidas de ida y vuelta de escasos 4 o 5 kilómetros que se deben hacer en cada ida por vuelta. Carreteras secundario de union entre autovías que no tiene el asfalto en el estado en el que uno podría desear para pasar en bici, en la entrada a cada mini sector no hay problema, ambos pican hacia arriba, pero en la salida las velocidades son altas en bajada y los baches y rotos son continuos, así que o arriesgas con caída o pinchazo y reduces tu velocidad y por tanto la media que tanto te ha costado subir en el llano. Personalmente preferiría hacer un recorrido a tres vueltas más repetitivo pero evitando estas zonas "exteriores" que no suman al total.
La maratón de un IRONMAN es el punto de no retorno, ese momento en el que ya nada puede evitar que pise esa alfombra.
A nivel personal, fuerte y muy constante, tanto en posición y eso que iba con bici de ruta más acoples, como en velocidad media, contento con el sector y la sensación de que todo estaba pasando muy rápido, tanto que cuando quise acordar estaba bajándome a correr en poco más de 5h30' y con la alegría de haber visto a mi familia en la salida, en la vuelta, y en la llegada, menudo subidón.
La maratón de un IRONMAN para mi es el punto de no retorno, es ese momento en el que siempre pienso que ya nada, o casi, puede evitar que pise esa alfombra y reclame lo que es mio y a por lo que hemos venido. Y esta vez pintaba bien, llegaba entero, habiendo comido como se debe y con el recuerdo de mi mejor marca en este mismo recorrido hace algunos años.
Todo iba según lo planeado hasta el kilómetro 14, completamos la primera vuelta de tres, circuito a pie rediseñado con total acierto, más variado, pasando por el centro del pueblo por una de las calles peatonales y más concurridas, por momento recordaba un poco a Vitoria y el entorno de la Plaza de España, y al comienzo de la segunda vuelta cuando ya te alejabas del bullício vinieron para quedarse esos fantasmas que viven en la larga distancia, dolor de estómago, gases y una imposibilidad de seguir corriendo instantánea, siempre llevo en cabeza que esto hay que afrontarlo en el momento, intentar superarlo y seguir, con lo que paro en seco me echo a un lado e intento por todos los medios vomitar, no hay suerte, muchísimos gases pero nada solido sale, toca andar, dar la vuelta al cuerpo intentando comer y beber y creer en que la resurrección llegará más pronto que tarde. Finalmente 9km agónicos y muchos ánimos de mi santa señora y mis niños me costaron tener las fuerzas y el cuerpo para intentar volver a trotar, y digo bien trotar, por que a esas alturas la noche casi ha caído, hace más frio y tus piernas han quedado como palos de tanto andar.
De aquí a meta una lucha constante por correr de avituallamiento en avituallamiento y muchos pensamientos y conversaciones interiores que analizar y poner en orden, por supuesto incluyendo la lista de vender la bici, no volver a in IRONMAN nunca más y esas tonterías varias del momento.
Y recordad: Anything is Possible.
Tras 5h de lucha a pie, entro en meta, el resto es historia, lo que os cuente del ambiente que se vive en ese teatro de los sueños que se monta en forma de linea de meta a pies del faro de Calella siempre va a ser poco si no se vive desde dentro. Puedo saludar y besar a mi familia, jefa millones de gracias, nunca podré pagarte tanto desde fuera, disfruto la alfombra a ritmo ralentizado y con ganas de quedar me a vivir en ese momento, poco después cuelga de mi cuello la medalla número 12 en distancia IRONMAN y saboreo un insulso plato de pasta que me sabe a menú degustación cinco estrellas.
Mi suma camino del IRONMAN Kona Legacy Program ya resta un escalón menos, pero eso y mis planes en años futuros os lo cuento en otro post, cambiaron mucho de la maratón a día de hoy, como en el fondo era de esperar.
Si has llegado hasta aquí, gracias por leerme, estaré encantado, y os contestaré uno por uno, de leer vuestros mensajes, impresiones o dudas en los comentarios de esta misma entrada. Y recordad: Anything is Possible.
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