Crónica Challenge Barcelona-Maresme 2013 (II)

Agua y más agua...

El viaje trascurrió bajo lo previsto, 10h de coche con grandes conversaciones y paradas programadas cada 2h; cambio de conductor, servicio y lucha por cambiar el CD. El buffet en el maletero, hay que ahorrar para más viajes.

Según nos acercamos a nuestro destino el tiempo cambia, nubes, claros y pequeñas tormentas, la tónica hasta el final de la prueba. En Calella nos espera el mismo apartamento que en 2010, sencillo, acogedor, con cocina pero sin cafetera, ¡eh LoFer!



Las horas previas pasan rápido, visita a la feria del corredor, compra de aprovisionamiento, recepción de Roberto en la estación (#theFlag en mano), probar la bici, sacar las pegatinas a algún susodicho "full equip" el día de antes de la carrera, mas feria del corredor y por fin entrega de material y a casa huyendo de la tormenta de turno.



En la zona de transición cogemos referencias, recordamos viejas batallas y flipamos con el material que gastan los grupos de edad. Buen momento para saludar y poner cara a los PROs de verdad, esos cercanos que seguimos día a día y con quien podemos identificarnos. En este caso Robert Mayoral, el cual iba camino de completar su distancia Ironman número 26, quedamos en que lo saludaría al pasarlo, al pasarlo en dirección contraria cuando me doblase en la última vuelta, ¡felicidades por la prueba crack!



Y con estas llega la hora de poner las armas a punto y descansar. Los nervios empezaban a florecer de verdad. Las dudas de que tiempo haría y de como reaccionarían cuerpo y mente ante nuevas adversidades no me dejaban estar tranquilo, aunque las sensaciones eran tan extrañas como en Roth, una falsa sensación de trabajo bien hecho, aunque en este caso no tanto, y seguridad de que todo iria bien.



El domingo amanecimos, como es normal en día de fiesta, bien temprano, y digo amanecimos por que los dos artistas que me acompañaban no sólo venian a vivir la prueba desde fuera, además no pensaban dejarme ni un momento sólo. Para uno, sensaciones ya conocidas, para otro, nuevas batallas, y los dos empapándose de cada momento mágico que tuvimos la suerte de vivir.

El camino a la salida fue largo, el nuevo diseño de los recorridos dejaba 1.5km entre la entrada al agua y la salida para la T1 y como es normal había que pasar a dejar hidratación, comida y dar un último repaso a la bici, en mi caso retirar la funda de plástico que había puesto a la ORDU, funda que llevaba yo, detalle a mejorar por la organización ya que unos boxes en primera línea de playa y las tormentas más que previsibles por la noche invitaban a resguardar las bicis de tanta agua. Agua, palabra que os inflaréis de leer en toda la crónica...

Últimos vistazos al circuito, ajustes del neopreno, saludos a más compañeros virtuales (¡Sergi encantado de ponerte cara compadre!) y un padre nuestro a la bandera estelada de 20 metros de largo que nos colgaron del faro para alegrarnos la vista todo el día. Hablando de banderas... ¡el que ríe el último ríe mejor!









Salida en grupos por edad, en mi turno, casi 300 animales con gorrito amarillo. El agua parecía estar en calma y el recorrido no me atraía mucho, un segundo largo de más de 2km ya adelanataba algún metro extra entre bolla y bolla. Decido colocarme en segunda línea pero algo más adelantado como he hecho en las últimas pruebas, salida más o menos limpia y llegar a la primera bolla fácil. Desde la primera brazada ya se sabia que el agua dejaría ver tu mano y poco más y que localizar las bollas en el horizonte no seria tarea fácil. Entre el color amarillo de estas, la lejania entre unas y otras y los tonos grisaceos del día, la cosa estaba complicada. Decidí desde el principio intentar coger un buen grupo y preocuparme de nadar y confiar en que me llevasen, mirar las bollas a menudo no tenia sentido y ponerse nervioso por no localizarlas, menos aún.



En un circuito en forma de L, llego a la primera bolla (algo más de 1000m) cómodo, miro el reloj y no me lo creo, voy super bien, algo no me cuadra pero sigamos, segunda bolla, esta mucho más cercana (150m) y seguimos con tiempazo, pero ahora viene la traca, un largo de más de 2000m con bollas pequeñas no muy claras para seguir y un ondular del agua que no me gusta un pelo. Sigo con el plan, nadando en grupo y paciente con el sector. Cogiendo algunas referencias con la costa, al poco de pasar la bolla, no me cuadra mucho la dirección que llevamos, pero puedo ir en un grupo de 100 personas facilmente con una piragua delante, ¿todos vamos a ir mal? pues sí, mis peores temores se cumplen cuando empieza a oler a gasolina y todo el agua se alborota, es el barco de los jueces principales gritándole a la piragua que nos ha sacado de nuevo a la primera bolla y que debe corregirnos para devolvernos al circuito correcto, ¡la madre que lo parió! ¿Si el de la piragua no se aclara con las bollas como quieren que lo hagamos nosotros desde el agua?



Tras un buen rato retomando rumbo podemos ver una de las bollas intermedias, en estos momentos ya noto los efectos del columpiar de la marea y empezamos a mezclarnos gorros de todos los colores, que si pillamos a gente por delante, que si tras nuestro despiste nos cogen los primeros de los grupos de detrás, por un momento no veía ni un gorro amarillo, todos de otros grupos, intento no agobiarme y seguir a lo mío, me paro para intentar desempañar las gafas, aunque no están muy empañadas es que la luz del día no da para más. Pasamos la bolla central de este segundo largo y ya el tiempo de mi reloj no es tan bueno, ni mi ritmo, aunque no llevo malas sensaciones sé que estoy bajando el ritmo y que me tocará apretar el culo en la bici si quiero acercarme al plan A.







El resto fue un buscar la bolla final y no verla llegar, un fijar la vista en la carpa de transición y tener la sensación de estar a más de un kilómetro de la orilla. Poco a poco vuelven las fuerzas y las ganas de saber que en nada estaremos volando encima de la bici, ¡qué ganas por Dios! Toco tierra, los voluntarios nos ayudan a salir y vamos con una larga transición, el crono marca facilmente 10min más de los deseables pero no hay tiempo para pensar en eso. Escucho las primeras voces de Roberto y veo a Uge grabando y diciéndome no sé muy bien qué pero muy alto, fuera neopreno, agua dulce y a correr a la carpa. Al igual que en Roth buscaba hacer una transición rápida aunque en este caso algo más larga ya que hay que atravesar una carpa enorme más los 100m del campo de futbol, más otros no menos de 50m hasta llegar a la linea de comienzo. Voy animado, a tope de fuerzas, con ganas, con ilusión... y con el apoyo de estos locos que han corrido desde la playa hasta la salida de la bici para gritarme por ultima vez antes de la primera vuelta.



Todo en orden, ya estamos pedaleando, Uge me confirma que la transición ha sido rápida, ahora tramo de enlace y a surcar la primera vuelta, por delante algo menos de 6h de bici, ¿qué más puedo pedir? ¡VAMOOOSS!

[Seguir leyendo Crónica Challenge Barcelona-Maresme 2013 (III)]

Entradas populares...

Nike Zoom Fly 5: Crónica de una decepción

Crónica IRONMAN 70.3 Valencia

Generali Maratón de Málaga, por ahora mejor solo media...